El templo se levantó en el siglo XIII sobre otra iglesia más antigua, hoy día desaparecida. Lo primero que nos llama la atención es la inmensa torre defensiva donde parte de la bonita portada ha quedado oculta bajo la piedra de la torreta. La portada es uno de los restos más antiguos donde la rematan cinco arquivoltas ojivales principalmente decoradas con motivos vegetales. En los capiteles también observamos éste tipo de decoración. Pero no es la única portada románica del templo. En el su muro norte, y cegada, encontramos una segunda portada con motivos de puntas de diamante y decoración, nuevamente, vegetal. Las bóvedas de cañón de su interior nos siguen dando pistas de su fábrica románica, a pesar de las sucesivas modificaciones y añadidos que ha sufrido.